Fernando León Jacomino • La Habana, Cuba
Fotos: Sonia Teresa Almaguer
A principios de mayo el Grupo Argos Teatro estrenó Mecánica, un espectáculo dirigido por Carlos Celdrán que dará mucho de qué hablar y se mantendrá en cartelera hasta julio. La puesta en escena parte del texto dramático del mismo nombre, firmado por Abel González Melo, ganador del Premio de Dramaturgia José Antonio Ramos 2014, otorgado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Un joven matrimonio tiene a su cargo la administración de un lujoso establecimiento y deberá enfrentar varios escollos para mantener el control de la situación, sin traicionar la “impecable” gestión de sus predecesores. Pero enseguida percibimos cómo la historia simple, contada desde una suite del Hotel Gran Cuba, en Varadero, deviene pretexto para discutir una zona de nuestra cotidianidad, la mecánica interior de un cambio social que nos implica a todos.
A partir de un planteo radical del dramaturgo, la blanca habitación de hotel y sus escasos pero simbólicos elementos se transforman en metáfora de algo mucho más extenso y frágil, cuestionando a fondo las relaciones interpersonales inherentes a sectores emergentes de poder económico operantes en la sociedad cubana. Así, sobre la efectividad del texto base, se alza la catedral de un mundo consagrado al intercambio, ya sea de recursos, prebendas o influencias y se va articulando una compleja urdimbre de significados que todo el tiempo nos coloca ante el dilema ético de asentir o aborrecer. No hay manera de permanecer neutral ante el tráfico horizontal y vertical de favores, el clientelismo y la corrupción material y moral que corroe a los personajes, asumidos por actores y actrices que guardan la debida distancia crítica y seducen por su alto compromiso interpretativo. Esto refuerza notablemente la capacidad de denuncia del texto base, de por sí muy alta, y habla muy bien del talento y la dedicación de quienes lo defienden sobre la escena. Esa es la mayor virtud de Mecánica, atribuible a la efectividad del trabajo en equipo, pero también a la perspectiva elegida y a la claridad de propósitos que caracterizan al diseño y la ejecución de la puesta en escena.
A propósito del texto y su lucidez ideoestética, tema sobre el que volveremos en algún momento, Carlos Celdrán nos dice, en las palabras al programa de mano: “Mecánica es el regreso de los burgueses cubanos a su salón. Su salida del clóset, su reaparición desfachatada y súbita. Con sus hábitos, sus excesos, sus dramas y su teatro. Es el salón burgués que vuelve a nosotros distorsionado pero apabullante en busca de espacio, de lugar”. Sirva esta cita como simple provocación al lector, como señuelo para encaminar sus pasos hacia uno de los principales acontecimientos teatrales y culturales de Cuba.
Por otra parte, entre las bondades de nuestro panorama escénico figura la recuperación de la temporada teatral, lo cual facilita la presencia sobre las tablas de actores y actrices legitimados por la televisión. Esto garantiza una mayor visibilidad de la propuesta escénica y termina relacionando al arte teatral con un sector del público que trasciende con mucho al gremio correspondiente. Este factor que, unido a la disponibilidad de una sede permanente, se complementa con la identificación de ejes temáticos de interés social, termina por condicionar favorablemente la afluencia de público y mantener una obra en cartelera durante períodos que, en nuestras condiciones, podrían considerarse extensos. Esto explica en parte la elección de Carlos Luis González para encabezar el elenco de Mecánica, donde comparte roles protagónicos con la actriz Yuliet Cruz, también legitimada por la televisión pero mucho más identificada con la lógica creativa del director y su equipo.
Recordado por su papel de oficial operativo en la serie UNO y por su interpretación de Julio en la telenovela Tierras de fuego, Carlos Luis se integra muy bien a la estética de Argos Teatro y le imprime firmeza y lozanía a su interpretación, si bien se aprecia aún cierta prisa al acometer los diálogos y ligeras torpezas en el desplazamiento físico y en la manipulación de objetos; detalles perfectibles y probablemente asociados a las presiones del estreno. Por su parte Cruz, actriz emblemática de la compañía, combina su impecable pauta física con la cuidadosa enunciación del texto, completando así el perfil de su gerente empresarial en riesgo. Destaca también aquí el acertado diseño de vestuario, a cargo de Vladimir Cuenca, y el modo en que la actriz maneja esta herramienta expresiva a favor de acentuar la fragilidad del carácter autoritario a representar.
Yailín Coppola, otra joven formada durante años en el grupo, exhibe una madurez profesional que mucho aporta a la solidez del conjunto, en tanto su rol constituye el más visible nexo entre la pareja protagónica con el mundo exterior. Contribuye notablemente con su efectividad la elección de una pauta interpretativa jocosa y muy coherente con la extracción popular del personaje.
Completan el elenco Rachel Pastor, como Katia, doctora y vicegerente de Sanidad y los actores Waldo Franco y José Luis Hidalgo, quienes comparten al controvertido Carlos Rogbar, director de Finanzas del Gran Cuba y personaje clave para la progresión del conflicto.
Esta nueva obra, asumida según Celdrán “sin asombro, con la frialdad que requiere el estudio de los monstruos, con la tranquilidad que se precisa para entender al otro”, permanecerá en cartelera hasta finales de julio en la sede de Argos Teatro, sita en Ayestarán y 20 de Mayo, El Cerro; los viernes y sábados a las 8:30 p.m. y los domingos a las 5:00 p.m.
Año XII. La Habana, Cuba
23 de mayo al 29 de mayo de 2015